He aquí la tempestad, he aquí el quebranto.
Los cristales de mis ojos agotados en la noche
Se ocultan como lunas vespertinas:
Como plumas de cuervo
Que a morir vinieron en mis sueños.
He aquí el dolor, He aquí mi penuria,
Cielos negros para aquellas ilusiones,
Péndolas sin lagrimas que escriban
Mis lienzos de promesas
Guardadas en silencio.
*Este poema hace parte de una colección de obras inéditas del autor y están registradas en la propiedad de derechos de autor según la ley vigente.